Ágora

No es perfecta, pero es una gran película española

Algunos creen -y así lo han manifestado en sus comentarios en este mismo blog- que las críticas negativas al cine español tienen un origen ajeno a la calidad de las películas: que si manías a los actores, que si las subvenciones de González Sinde… Nada más lejos de la realidad. Por mi parte, estaba deseando poder hablar bien de una película española y ese momento ha llegado al fin con Ágora.

Amenábar nos muestra el eterno enfrentamiento entre la razón y el fanatismo religioso. La primera se encarna en la figura de la filósofa Hipatia, personaje histórico cuya biografía nebulosa permite al guionista dar rienda suelta a su imaginación, lo que creo que redunda en beneficio de la historia que se cuenta.

El fanatismo está representado por un cristianismo pujante, que acaba de ser “legalizado” y que aspira ya a convertirse en la única religión oficial del Imperio, desterrando a la pluralidad de cultos paganos. Aunque superficialmente pudiera pensarse otra cosa, Amenábar no ataca a ninguna religión en particular. Hay claras alusiones a otras religiones distintas de la cristiana en la caracterización de algunos de los fanáticos (e incluso en la elección de los actores que los interpretan). Que nadie se confunda: que la acción transcurra en el siglo IV no significa que la historia no sea actual, muy actual. Es triste mirar a nuestro alrededor y comprobar que el fanatismo de los destructores de la biblioteca de Alejandría ha perdurado hasta hoy.

Sinopsis:

Siglo IV. Egipto bajo el Imperio Romano. Las violentas revueltas religiosas en las calles de Alejandría alcanzan a su legendaria Biblioteca. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hipatia (Rachel Weisz) lucha por salvar la sabiduría del Mundo Antiguo con la ayuda de sus discípulos. Entre ellos, los dos hombres que se disputan su corazón: Orestes (Oscar Isaac) y el joven esclavo Davo (Max Minghella), que se debate entre el amor que le profesa en secreto y la libertad que podría alcanzar uniéndose al imparable ascenso de los cristianos.

La ambientación, decorados, vestuarios y efectos, son impecables, a nivel de las grandes superproducciones y, según he leído, con menos presupuesto.

Naturalmente, a Ágora se le pueden encontrar defectos: se podría haber profundizado más en las motivaciones de los personajes y en las relaciones entre ellos: los protagonistas principales -la maestra y sus discípulos- daban mucho más de sí. Igualmente se podría haber sacado más partido a las ideologías que hay tras la ciencia y la religión. En estos aspectos se queda corta, tal vez por intentar abarcar demasiado.

Supongo que el hecho de estar en parte producida por Telecinco, la cadena más telebasurera del momento, hará que críticos a sueldo de otros grupos mediáticos se ceben con ella. Ya he leído también algún artículo afirmando que Agora es una película “anticatólica”. Les aconsejo que cuando lean una crítica destructiva -las habrá y muchas- averigüen de dónde proviene o quién la paga.

Yo ya me conformaría con que el cine español nos diera cada año una película de este nivel. O al menos, dada la dificultad, alguna película en que la protagonista sea Hipatia y no mi vecinita Mari Pili, la historia que me cuenten no sea tópica y banal y la acción no esté ambientada en el pub de la esquina.

Sitio Oficial: Ágora